Según las noticias y lo que se comenta por las calles, abrir aquí podría parecer una idea arriesgada.
Pero abrir en una ciudad mediterránea, emprendedora, deportista olímpica desde el noventa y dos, tradicional para los castellers y los calçots, moderna en coworkings y arquitectura, que piensa internacional, que actúa local, sostenible, creativa y humanitaria nos parecía más bien una oportunidad en bandeja.